El pasado 17 de Diciembre, como cada año por estas fechas, vinieron a visitarnos los pequeños de las hermanas Misioneras de la Caridad de la Madre Santa Teresa de Calcuta, quien fue un ejemplo de vida dedicada al servicio a los demás. Todas las citas que aparecen a lo largo de este artículo pertenecen a ella y hemos aprovechado nuestra pequeña crónica de la jornada vivida para recopilarlas en un pequeño homenaje.
Colaboro desde hace poco tiempo con la fundación Domus Misericordiæ Sant Josep y una de las cosas que más me sigue impactando es que no hace falta irse muy lejos para encontrar a personas a las que poder ayudar y dignificar su vida, sólo hay que abrir los ojos y mirar a nuestro alrededor para comenzar a ver donde antes no veíamos nada. Vivimos tan centrados en nuestras propias vidas y a un ritmo tan frenético que esto nos impide levantar la mirada, ver más allá de nuestras propias preocupaciones y sueños y ser conscientes de que somos unos privilegiados y de que hay muchas personas en situaciones más precarias que las nuestras:
«Nunca estarás tan ocupado como para no pensar en los demás», «Pasamos mucho tiempo ganándonos la vida, pero no el suficiente viviéndola», «El que no vive para servir, no sirve para vivir», “Vive sencillamente para que otros puedan simplemente vivir”
Los pequeños que nos visitaron viven en la calle con muy pocos recursos, de manera que esta jornada pretende ofrecerles un día diferente, no sólo en lo material sino también en sentirse acompañados espiritualmente, acercarles a Jesús mediante la adoración, el sacramento de la confesión y la Eucaristía y al hecho más importante de la Navidad, que es el nacimiento de Jesús: «El dinero solo puede comprar cosas materiales, como alimentos, ropas y vivienda. Pero se necesita algo más. Hay males que no se pueden curar con dinero, sino solo con amor», «El servicio más grande que pueden hacer a alguien es conducirlo para que conozca a Jesús, para que lo escuche y lo siga, porque solo Jesús puede satisfacer la sed de felicidad del corazón humano para la que hemos sido creados», “El perdón es una decisión, no un sentimiento, porque cuando perdonamos no sentimos más la ofensa, no sentimos más rencor. Perdona, que perdonando tendrás en paz tu alma y la tendrá el que te ofendió.”
A la hora de la comida, nos sentamos a compartir la mesa, las historias de vida de cada uno de los pequeños, las miradas de esperanza, de preocupación, de humildad… Sonrisas, a pesar de vivir en unas circunstancias muy difíciles: «Nunca prives a nadie de la esperanza, puede ser lo único que una persona posea», «Si juzgas a la gente, no tienes tiempo para amarla», «Hay cosas que te encantaría oír y que nunca escucharás de la persona que te gustaría que te las dijera. Pero no seas tan sordo como para no oírlas de aquél que las dice desde su corazón.», «La revolución del amor comienza con una sonrisa», «Si eres humilde, nada te puede dañar, ni los elogios, ni la vergüenza, porque sabes lo que eres»
Y siempre, como centro de todo, el AMOR, sin el cual, nada de lo demás no tendría sentido: «La falta de amor es la mayor pobreza del ser humano», «El amor no puede permanecer en sí mismo, no tiene sentido, tiene que ponerse en acción, esa actividad nos llevará al servicio», «Para que el amor sea verdadero, nos debe costar. Nos debe doler. Nos debe vaciar de nosotros mismos», «Difunde el amor donde quiera que vayas. No dejes que nadie se aleje de ti sin ser un poco más feliz», «Cada obra de amor, llevada a cabo con todo el corazón, siempre logrará acercar a la gente a Dios» , «Al final de nuestras vidas no seremos juzgados por cuántos diplomas hemos conseguido, cuánto dinero hemos ganado o cuántas cosas grandes hemos hecho. Seremos juzgados por: <<…Tuve hambre, y me disteis de comer; tuve sed, y me disteis de beber…>>»
Cuando cambias la forma de mirar, a veces es abrumador ser consciente de que, aunque nos dedicáramos las 24 horas del día a ayudar a quienes nos rodean, nunca acabaríamos, pero esto no nos ha de conducir al desaliento. Todo lo que hacemos, en mayor o menor medida, tiene un impacto en quienes nos rodean: «Sabemos muy bien que lo que estamos haciendo no es más que una gota en el océano. Pero si esa gota no estuviera allí, al océano le faltaría algo», «Si no puedes alimentar a un centenar de personas, alimenta a una sola», «No podemos hacer grandes cosas, pero sí cosas pequeñas con un gran amor». Hemos también de apoyarnos los unos a los otros
para que cada uno dé lo mejor de sí mismo dentro de sus capacidades y podamos llegar al máximo servicio de nuestros pequeños: «Yo hago lo que usted no puede y usted puede hacer lo que yo no puedo, juntos podemos hacer grandes cosas», «La alegría es fuerza»
Gracias a nuestros patrocinadores pudimos dar al final de la jornada un obsequio de productos de higiene personal a nuestros pequeños, que quedaron muy agradecidos!
Deseamos ver pronto de nuevo a nuestros pequeños de la Madre Teresa, mientras tanto, que «el silencio nos lleve a la oración, que la oración nos lleve a la fe, que la fe nos lleve al amor, que el amor nos lleve al servicio y que el servicio nos lleve a la paz».
Rebeca Dominguez