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San Alberto Hurtado

Experiencia inolvidable

CRÓNICA 25 DE ENERO

 José Luis y yo salimos a atender al hermano q vive en la calle. (O… al menos así lo llaman).

Fue una noche de grandes contrastes, sensaciones extrañas, nuevos estímulos para los sentidos que luego se posan entre la psique y el alma.

(Otro looping de la mano de Emaús).

A las 20,00h pase a recoger a Jose Luis por su casa. Yo iba con mi coche viejo, sin reloj, con mis peores prendas, sin llaves de casa y el móvil bien escondido. (No sabía dónde narices me iba a meter). Luego José Luis me confesó que hizo lo mismo, prepararse como si fuésemos al Bronx.

Yo me preguntaba… De todos los del grupo, ¿Por qué solo viene aquel a quién le acaban de dar una paliza y robarle un móvil de altísima gama? Dios sabrá!

Llegamos a la iglesia de San Sebastián de Badalona (barrio de Pomar) Si! Donde el Padre Felipe hace las misas de sanción (ya hablaremos de ello, quizás sea el próximo looping)! Os paso la ubicación.

Allí, nerviosos y con la risa floja nos encontramos con el grupo que preparaba las bolsas con bocadillos (de queso para los musulmanes y de jamón para el resto) zumos, yogures, agua, mandarinas y lo que se trajese. Tambien había bolsas con ropa de abrigo, mantas de tela y terminas.

La primera sorpresa era que contándonos a nosotros solo éramos 5 hombres. El resto se componía de 10 mujeres y como 20 niños de edades entre 15 y 12 años de los cuales 17 eran niñas.

Nosotros controlandonos los nervios y esos niños jugueteando.

¡Algo no cuadraba! ¿Será la experiencia, la inconsciencia o el amor al necesitado?

Una vez acabamos de preparar los packs de comida y mientras esperábamos la hora de partida, Jose Luis y yo fuimos ha hacer una visita al Santísimo en la famosa capilla de adoración perpetua del lugar. La capilla era pequeña, estilo sencillo pero sobria, con paredes pintadas, y una custodia que guardaba una forma consagrada enorme. (Llamaba la atención por su tamaño).

Tras ese rato de oración y preparación al no sabíamos que, nos levantamos, hicimos la doble genuflexión y al salir (se hace por una puerta junto al altar) me quedé mirando una corona de espinas a los pies de la custodia. Fui a abrir el pomo (de barra, no redondo) de la puerta y… ¡se abrió solo! Bajo, y abrió el resbalón. (Yo pensé, alguien esta entrando) pero al acompañar la puerta… vi al otro lado de la misma a una señora de ochenta y tantos años a 6 metros de la misma y de espaldas.

Me quedé perplejo! ¿Se había abierto sola? Todavía no sé que ha pasado! Sé que no tardaré en volver y analizar ese pomo. Tengo muy claro que no aluciné. Estaba bien consciente.

Todos niños se fueron con adultos a la zona de Maremagnum. Jose Luis, Cisco, su hija de 23 años, 4 mujeres y yo nos dirigimos al Estadio de los Deportes primero para acabar en el centro de toxicómanos de Atarazanas (junto Rambla del Raval).

Aparcamos junto al estadio, sacamos nuestras bolsas de comida, termos de caldos de pollo, café, leche y mantas y fuimos visitando a todos los que allí estaban.

Les saludábamos, les preguntábamos si querían bocadillos o tomar un caldo caliente (eso les gusta mucho pues están pelaos de frío), si necesitan ropa (mantas, calcetines, gorros…) y se le ofrece un rosario, una medalla y rezar con ellos.

Muchos aceptan comida pero no quieren rezar. Otros, te enseñan su rosario colgando del cuello (son viejos amigos que ya nos esperan) y los mas  tocados rezan con nosotros.

En el Salón de los Deportes nos encontramos a María y Mario (muy desgastados por la vida) ella quiso caldo y el café aunque ella le insistía q no dormiría, a un polaco (Bladop o algo así) a quien el café le sienta mal. Ana, rezó con él. A un musulmán que aceptó la bolsa de comida y no quiso ni hablarnos, a uno q en su casita de cartones, con el móvil, veía una película y se aprovisionó de manta térmica y forro polar (también aquí hay niveles). Y… finalmente a los 3 Georgianos. Llevan solo 4 meses en Barcelona. Todavía no hablan ni español ni inglés y están bastante enteros. Encantados con nuestra ayuda, recibieron comida, prendas, rosarios y medallas. Rezamos todos unidos. (Lloramos con ellos).

Tras ese primer contacto con la otra realidad, Francesc, el coordinador, midiendo bien sus palabras nos comenta que ahora nos dirigiremos a las puertas del centro de toxicómanos de Ciutat Vella. Que allí puede aparecer algún desequilibrado y q suele haber mucha gente.

Al llegar, de nuevo, dejamos los coches en frente del lugar, mal aparcado, como si fuésemos la guardia urbana (la cual pasó por allí en varias ocasiones sin detenerse) para poder disponer de las bolsas que restaban en los vehículos.

Rápidamente nos percatamos de que las personas de aquel lugar están en un estado mucho más deteriorado. En seguida aparecieron dos hombres muy delgados, a uno le faltaba el ojo izquierdo, tras ellos una chica de unos 25 años a quien costaba entender lo que decía.

(Me acordé de las palabras de Padre Felipe: acordaros que es a Jesucristo a quien encontráis en cada uno de ellos y es el amor de Cristo lo que les lleváis). Aun así me costaba no mirar hacia los lados pues como en la película Walking Dead empezaron a salir de todos sitios y venían hacia nosotros.

Francesc decía… ¡Qué raro, hoy no hay casi nadie! ¿Dónde estarán?

Empezamos a servir y ofrecer caldo, preguntar por sus necesidades, apuntábamos sus nombres y lo que nos pedían. (Se les ha prometido para de aqui 15 dias). Zapatos del 45 para un musulmán, los pantalones para Carina, los calcetines de Carmen… José Luis tuvo una muy larga conversación con un ruso que siendo portero del Riviera ha pasado 15 años en la cárcel por matar a quien le abrió la cabeza. Ahora dice vivir lleno de odio, se droga a diario. En fin, allá cada cual con su historia. (Ríete de los testimonios).

En aquel lugar, repartimos mucha ropa. Normalmente, cuando ven q no es de su talla contestan… dáselo a otro a mí no me va o… a mí no me hace falta, dáselo a otro pero uno de ellos se hizo el espabilado y otro al verlo empezó a pegarle e insultarle. (Todo un plan).

Desgraciadamente, sirviendo caldo a… (no se su nombre) se acabó el último termo y no pude darle mas que un dedo! Acabó disculpándose! A mí! Buff?!!!

No se si sirvo yo para todo esto!

(Y pensaba en  las niñas de 12 años que están en Maremagnum).

En fin, se acabo el caldo, el café, los mantecados y las mantas. Se acabo por hoy y decidimos volver ya a casa.

Ya eran las 12 y… esa es mi hora, ya sabéis!

De vuelta, por Ronda San Pablo, en el día de la festividad de la conversión de San Pablo (siguen las diosidades) [ o casualidades de Dios], estando en el semáforo parados,Josée Luis me comenta… ¡fíjate en este coche de la derecha!

Se trataba de un mini reluciente que llevaba dos matrimonios mayores super arreglados y elegantes. Quizás venían de ver a nuestro amigo Paco Mir que actúa en el Paralelo pero… no dejaba de chocarnos el contraste con lo que acabábamos de vivir.

Jose Luis y yo volvimos comentando las sensaciones vividas.