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San Alberto Hurtado

Viernes 11 de Enero

El viernes, 11 de Enero de 2019, salimos tres coches desde Badalona a hacer la ruta del Paralelo. Se esperaba una noche fría.

Nos dirigimos, primero, al pavelló municipal d’esports y allí encontramos a varias personas que, para resguardarse del frío y la humedad, se habían construido una especie de casas-igloo hechas con cajas de cartón de diferentes tamaños. Cada uno construye su casa con la forma que mejor le parece y que mejor se adapta a su manera de dormir: unas tenían techo, otras paredes y puerta, unas alargadas, otras cuadradas…vamos, toda una variada muestra de diseño arquitectónico suburbano. Allí estaban Arid y Genad que nos explicaron que venían de países del Este de Europa y no nos fue fácil entendernos con ellos porque no hablaban casi castellano y, tanto ellos como nosotros, hablábamos poco inglés. Arid y Genad quisieron las bolsas de comida, caldo caliente y también quisieron rezar con nosotros. Les dimos un rosario para cada uno.

En ese punto del recorrido, se unió al grupo Luis y, entonces, ya éramos cuatro coches haciendo toda la ruta.

Más adelante encontramos a seis chicos jóvenes somalíes, todos con muy buen aspecto. Nos contaron que eran refugiados pendientes de tramitar el asilo. Nos enseñaron sus papeles conforme tenían cita pronto para las gestiones del permiso de asilo. Nos comentaron que algunos de ellos habían llegado hasta aquí con pateras. Eran de religión musulmana pero, a pesar de ello, se unieron  a nuestra oración y rezamos todos juntos, abrazados, para que sus peticiones de asilo se resuelvan pronto y de forma favorable.

Tras despedirnos de ellos y, al ir a coger los coches que dejamos aparcados en doble fila, nos encontramos con Yuma, un chico de Guinea que iba cargado con su carrito y cartones y que acepto comida y cafe. Tambien le ofrecimos ropa y unos zapatos, sólo llevábamos unos del número 44 y…tachán!!! era justamente el número de Yuma!!!!!?. Se puso muy contento con los zapatos.

Un poco más adelante, en un cajero muy amplio, encontramos a cuatro hombres del Este que habían «transformado» el cajero en el salón de una casa «señorial»:  habían puesto una alfombra, un sofá  blanco y uno de ellos, Nichniloloz Dvali, nos recibió envuelto en un batín de rayas, como un marqués. Hablamos con ellos, les repartimos las bolsas de comida, rosarios,  les servimos caldo y café, y rezamos allí todos abrazados.

Avanzamos un poco más hasta un portal que conocía bien el padre Felipe. Ahí encontramos tres personas durmiendo a quienes no pudimos ofrecer bolsas de comida ni cafés porque estaban profundamente dormidos o bebidos. Al lado de ellos estaba una señora mayor, sola, que se llama Gertrudis. Tenía muy buen aspecto, iba bien arregladita y nos contó que, de pequeña, quería ser monja y que era creyente. Le dimos un rosario. Rezamos con ella y nos pidió que el proximo dia le llevemos un abrigo y un bolso.

Acabamos la noche en la parte de atrás de

Drassanes. A mi ahi se me partio el alma. Era un grupo de varios hombres y dos chicas muy jóvenes que estaban todos consumiendo heroína. Estaba lleno de papeles de plata, cucharillas y tubos de cristal para esnifar. Nos pidieron comida, pero ya casi no nos quedaban bolsas. Pudimos hablar con las dos chicas. Joanna nos dijo que era colombiana, que venía de Ibiza y que quería ir a Galicia pero que no tenía dinero para el viaje. La otra chica se llamaba Susana. Ambas quisieron un rosario y Joanna nos pidió rezar. Rezamos todos abrazados en grupo y tambien se unio Susana, aunque dijo, bajito, que ella no era mucho de esas cosas. Mientras rezabamos vi que a Susana se le cerraban los ojos, que se sabía a alguna frase del Padrenuestro y que le temblaban las piernas.

Allí nos despedimos y nos repartimos entre los diferentes coches para ir a nuestras casas.

Doy gracias a Dios por esa experiencia y pido que no nos olvidemos de todos ellos, especialmente estas noches que hace tanto frío!!