Desde el confinamiento debido al COVID19 hemos reforzado nuestro apostolado de San Alberto Hurtado, consistente en atender a los pequeños que viven en la calle. Debido a la situación de pandemia, al confinamiento y restricciones de movilidad, al cierre de locales y cese de actividad de diversos sectores… hemos tenido que potenciar este apostolado para dar un mejor servicio. Es por ello que incrementamos la frecuencia de salidas, pasando de ser quincenales a semanales y hemos incrementando también la cantidad de comida a repartir, elaborando actualmente unas 80/100 raciones de comida (macarrones gratinados, cuscús con pollo y verduras, pastel de carne o atún, hamburguesas caseras, fruta fresca diversa…) y otros tantos packs de bocadillos caseros con bebida diversa (los míticos bocadillos de queso manchego, tortilla y atún que con tanto cariño preparan los voluntarios y que tanto agradecen nuestros pequeños). Lo que más nos ha impresionado durante este tiempo es que, seguramente debido al confinamiento y cese de actividad en los locales de restauración, los pequeños a los que antes dábamos un bocadillo y alguna bebida como excusa para entablar una conversación con ellos ahora tienen hambre, en pleno siglo XXI en una ciudad como Barcelona.
El hecho de salir ahora semanalmente hace que la relación con los pequeños sea mucho más estrecha y podamos estar más al tanto de su vida, sus preocupaciones y darles un mejor servicio en sus necesidades materiales, de afecto y compañía. Y siempre aprendiendo de ellos, míticos han sido los bailes de la nueva ruta de adolescentes con los pequeños africanos bailando el Jerusalema en una plaza (¡aprendiendo a bailar de los mejores! En África todo el mundo lleva el ritmo en las venas ?).
Nos ha sorprendido también el agradecimiento infinito de los pequeños y las ganas de compartir de todos ellos, añadimos a continuación el testimonio de la ruta de Drassanes/Paral·lel de la última salida:
«Hemos ido primero a Drassanes, había poca gente y casi todos concentrados en una de las plazas. Toda la comida que llevábamos la hemos repartido allí. Cuando ya nos íbamos, hemos visto unos carritos de la compra, y había un hombre como escondido, seguramente refugiándose del frío o para evitar que le roben las pocas pertenencias que tiene, que dormía. En cuanto nos ha visto se ha despertado y nos ha dicho: <<¿tenéis comida? Tengo mucha hambre, no he comido en todo el día>>. Hemos ido corriendo al coche y le hemos sacado el penúltimo pack con bocadillo que teníamos. Se lo ha comido todo con tanta ansia que nos ha roto el corazón, ¿Cómo puede ser que haya personas en Barcelona que pasen hambre? Hemos continuado la ruta de paralelo y un señor en el semáforo nos ha empezado a hacer gestos raros, como si nos insultase o retase. Incluso lo ha hecho con el del coche de al lado. Después ha vuelto con el nuestro y nos pedía dinero con malas formas. Hemos bajado la ventanilla y le hemos dicho que no podíamos darle dinero, pero que sí podíamos ofrecerle comida. Entonces ha bajado el tono, nos ha dicho que sí y le hemos dado la última bolsa que llevábamos. Estaba muy agradecido, dando gracias a Dios, y agradeciendo que todos los viernes saliéramos para dar de comer a la gente que vive en la calle. Como ya no nos quedaba comida hemos ido a visitar a nuestra pequeña portuguesa y le hemos regalado unas mascarillas con imágenes religiosas y una virgen de Fátima. Estaba muy agradecida y allí, con sus amigas, hemos rezado y hemos hecho una buena catequesis de religión, ha sido impresionante compartir todas las dudas y debatir sobre tantos y tantos temas… No tenían ganas de que nos fuésemos, querían hablar y hablar de Dios. ¡Qué bien hace las cosas el Señor! Él lo organiza todo y hace las cosas para que salgan según su parecer… todo una bendición. Hay poca comida pero mucha sed de Dios!!!
Queremos dar las gracias a todos los voluntarios, benefactores y patrocinadores por vuestra colaboración y entrega, no tanto por la ayuda material (imprescindible para este apostolado) sino por poner todo vuestro empeño, corazón y cariño en cuidar a los más desprotegidos. ¡Nos vemos el próximo viernes! ?