El padre Felipe Simón alerta de que la pandemia ha multiplicado por tres la necesidad de auxilio
Intenta crear un banco de recursos para paliar los efectos de la crisis entre los más necesitados
La Fundación ayuda a personas en situación de pobreza y vulnerabilidad ofreciendo acompañamiento integral y apoyo a sus necesidades. Para ello cuentan con un plantel de voluntarios que realizan visitas, reparto de ropa y alimentos y reparaciones domésticas.
Comida caliente
Una actividades que se canalizan a través de distintos proyectos sobre los que ha tenido una fuerte repercusión los efectos la actual pandemia de Covid-19. “Cuando comenzó la crisis nos llamaron desde protección civil para pedirnos que no cerrásemos la iglesia sino que siguiésemos atendiendo a los más necesitados del barrio tal y como venimos haciendo y desde el primer momento hemos mantenido abierta nuestra Capilla de adoración perpetua y el culto y también nuestra labor de acción social en la que se engloban actividades como la Despensa de San José con alimentos fundamentalmente secos como arroz, legumbres, pasta».
También se ocupan, aunque ahora esté cerrado y esperando que al entrar en la Fase 1 de la pandemia les permitan reabrir, el comedor solidario que abría cada miércoles donde «dábamos a 70 personas una comida caliente, sana, nutritiva y equilibrada mientras la gente socializaba, sobre todo con los mayores para que no estuviesen solos. En cualquier caso, seguimos repartiendo esta comida caliente una vez a la semana para la gente más necesitada del barrio que, o bien viene a recogerla o bien, si no pueden hacerlo por ser mayores, se la llevamos a sus casas y además de la comida les entregamos productos de higiene y de limpieza y les acompañamos”, nos dice el padre.
«Lo que más nos preocupa es la gente mayor, sobre todo la que vive sola. Hemos localizando los casos de mayores a los que teníamos que atender con voluntarios y lo hemos gestionado en todo momento para que nadie pasase necesidad, no sólo de comida, sino también psicológica, para que estuvieran cuidados, acompañados, que nadie muriera solo en su casa…«, explica el sacerdote.
También nos cuenta Felipe Simón que al empezar la pandemia la parroquia atendía a unas 40 familias pero ahora este número se ha triplicado y ya son más de 120 pero él es consciente de que “este número de familias irá aumentando conforme avance el desconfinamiento y se vaya perdiendo el miedo y se acaben sus pocos ahorros. Sobre todo somos conscientes de que habrá mucha gente que venga por primera vez, gente que sufre lo que llamamos pobreza vergonzante, que no estaban acostumbrados a pedir porque eran autónomos, tenían su pequeño negocio o eran trabajadores que ahora han perdido sus trabajos y se encuentran en una situación de pobreza sobrevenida que les avergüenza”.
En la parroquia también han intentado ver cómo se está gestionando este problema desde los servicios sociales de Barcelona y fueron hasta la Fira de la ciudad condal donde se ha acogido a unas 800 personas de la calle y también estuvieron en barrios como el de Ciutat Vella, donde intentan poner en marcha un banco de recursos que “creo que es hacia donde nosotros debemos ir”, explica el sacerdote antes de aclarar que “los bancos de alimentos están desbordados con las solicitudes de Caritas, servicios sociales, parroquias, fundaciones, ONGs… y un banco de recursos podría incluir alimentos pero también productos de primera necesidad, higiene, limpieza doméstica. Esto es lo que estamos intentando gestionar a través de los servicios sociales del ayuntamiento de Badalona y con la Generalitat para que nos cedan un local en el barrio porque nuestros almacenes son muy pequeñitos para la gran cantidad de gente que necesita ayuda”.
Con este fin están movilizándose desde la parroquia para solicitar la ayuda de empresas y particulares y conseguir tener «un buen stock» de estos productos. «Todo lo que nos aporten será bienvenido. Lo ideal sería que a través de nuestra página web https://dmsantjosep.org/, tanto empresas como particulares nos hagan llegar su ayuda», pero también se puede llamar a la parroquia al número 93 395 41 54 o ingresar sus donativos, indicando si lo desean a qué quieren que se destinen, en las siguientes cuentas corrientes ES38 2100 3323 0322 0007 9067 y ES02 2100 3323 0522 0001 3172 de La Caixa.
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